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FACH certifica uno de sus jardines infantiles en Pudahuel

Con el apoyo del equipo de la Subsecretaría, personal de la Institución logró subsanar en tiempo récord, los informes negativos. En enero, la Sala Cuna Nido de Cóndores, ubicada en la base aérea de Pudahuel, recibirá a sus primeros matriculados.
“El apoyo del equipo de la Subsecretaría fue extraordinario”. Con estas palabras, la comandante Regina Carvajal, jefa del Departamento Asistencial de la Fuerza Aérea, se refirió al acompañamiento recibido de parte de funcionarios del área de certificaciones de la Subsecretaría de Educación Parvularia, que llevaron como resultado la obtención de la Autorización de Funcionamiento de la Sala Cuna institucional, Nido de Cóndores, de Pudahuel.
El proceso fue rápido. En solo tres meses, Cecilia Muñoz, Ema Taladriz y Pilar Báez, lograron subsanar los 3 informes que inicialmente fueron rechazados en materia de infraestructura, jurídica y pedagógica.
“Nuestro mayor problema lo tuvimos con la plataforma, ya que no está diseñada para establecimientos institucionales, que tienen muchas excepciones”, afirmó Cecilia Muñoz, encargada de los jardines infantiles de la FACH y que está a días de acogerse a retiro, después de 27 años en la institución.
Efectivamente, la plataforma en línea se transformó en una verdadera pesadilla para el equipo de Nido de Cóndores. Debido a la pandemia, todas las etapas de proceso de certificación de los jardines infantiles se debieron hacer de manera virtual y muchos establecimientos no estaban preparados para ello. Clave fue Pilar Báez, asesora técnica quien, quitándole horas a la familia, digitalizó todos los documentos, incluso los planos que solo estaban en la carpeta física. Marcela Araya, desde la Subsecretaría, los acompañó en todo lo relacionado a la plataforma. Junto a Marianne Agurto, Claudia Riquelme y Mario Cabello, conforman el equipo que apoyó en todo momento el proceso.
La FACH tiene 10 jardines infantiles; dos de ellos certificados, 8 sin avances aún y otros 3 en proyecto. Saben que no la tienen fácil. Un estudio interno valorizó en 500 millones el costo de certificar todos los establecimientos. Por ahora, se quedan con la alegría de celebrar la certificación de la “verdadera Joyita” como se refieren a la Sala Cuna Nido de Cóndores, que en enero próximo abrirá las puertas para recibir a los primeros hijos de funcionarias de la institución.